Páginashtml

4 nov 2014

Brasil: el país más desigual de la tierra

BRASIL es un país maravilloso. Posee playas, la región amazónica y cultivos como el café o el azúcar; una gran variedad de minerales y recursos naturales así como una gran variedad de frutas y cultivos como el café o el azúcar. A nivel de su industrialización es el octavo país más importante del mundo y su población es mayor a 160 millones de personas.




De esos 160 millones de habitantes, al menos 1/3 se encuentra en situación de marginación total: no percibe siquiera el salario mínimo, ni tiene acceso a servicios educativos o de salud. Según la prensa brasileña, unos 30 millones de personas "no existen" oficialmente, es decir, carecen de cualquier tipo de documentación. Viven en un grado de marginación mayor que en cualquier otro país latinoamericano, con economías de subsistencia que colapsan periódicamente ante fenómenos naturales tales como sequías o inundaciones. 






Las diferencias regionales son muy intensas. Puede hablarse de que "hay varios Brasil":

Las zonas pobres corresponden a la zona amazónica, la norte y la nordeste del país, con concentraciones de población indígena y negra. 
La región más integrada socialmente, gracias a sus recursos naturales y el turismo, es el sur.
El centro, donde habita la mayor parte de la población brasileña, cuenta con grandes núcleos urbanos de actividad económica moderna como Río de Janeiro y, sobre todo, San Pablo, una de las mayores concentraciones industriales del mundo y sede del núcleo de la estructura de poder brasileña: la burguesía paulista, que constituye una clase poderosa conocida como la lumpenburguesía, totalmente dependientes del poder imperial norteamericano.


Como no podía ser de otro modo, una estructura económico-social de este tipo genera resistencias: "delincuencia" y "criminalidad". En realidad, se trata de todo un estilo de vida al que millones de brasileños se ven obligados por carecer de alguna forma de acceso a la sociedad "oficial". Se ha llegado al punto de la "industria del secuestro" en San Pablo. Los "decentes" tienen extrañas relaciones de ayuda mutua con los "criminales": son tan importantes las sumas de dinero que se manejan en secuestros y tráfico de armas, cocaína y marihuana, que la burguesía reclama su parte a cambio de protección judicial, parlamentarios "amigos" y, sobre todo, policías cómplices. El grado de corrupción consecuente es altísimo. Tanto por vías fluviales como terrestres, adentrarse en el Brasil profundo es hoy una aventura, pues "piratas" realizan innumerables ataques. 




Confiemos en que la multitudinaria presencia de militantes radicalizados de todo el mundo y de personalidades verdaderamente críticas de la mayor relevancia contribuyan a que nuestros anfitriones no pierdan el rumbo y puedan ser, junto al multitudinario movimiento de los "sem terra (exigen el cumplimiento de viejas promesas acerca del reparto de las tierras de gigantescos latifundios) los artífices del cambio radical que se merece este maravilloso país y su generoso pueblo. 


Si Brasil cambia, cambia América Latina por arrastre, y el Sur podrá hablar en otros términos con los amos del Norte.

http://www.rebelion.org/hemeroteca/sociales/feijoo220202.htm

No hay comentarios:

Publicar un comentario